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Escribiendo con las temporadas

  • Foto del escritor: Órbita Semanal
    Órbita Semanal
  • 16 sept
  • 3 Min. de lectura

Escribir puede ser una práctica para sintonizarnos con los ciclos de la vida. La naturaleza atraviesa estaciones de crecimiento, cosecha, descanso y renovación, y nuestro mundo interior refleja estos ritmos. Al reconocer que nuestro proceso creativo es estacional, dejamos de esperar una productividad constante y comenzamos a honrar las diferentes fases y períodos de descanso y acción.


Los beneficios de alinearse con la naturaleza

Escribir nos invita a detenernos y centrarnos en lo que más importa. Al plasmar nuestros pensamientos y sentimientos en palabras, entramos en un contacto más profundo con nuestra vida interior. Esto fortalece la conciencia, agudiza la claridad y nos permite trabajar con los sutiles acuerdos que moldean nuestra perspectiva y nuestra vida.


El tiempo en la naturaleza es como la escritura: un medio para la introspección y el crecimiento espiritual. El mundo natural, con sus ciclos y patrones, nos conecta con una fuente interior.


Así como la tierra da fruto y luego permanece latente, nuestra creatividad florece a su propio ritmo cuando se le da la oportunidad de seguir su curso natural. Al combinar la escritura con la atención a la naturaleza, creamos una práctica que nos conecta con la armonía de la vida.


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El camino intermedio hacia adelante

Escribir fortalece nuestra atención y presencia. Nos enseña a observar los pequeños detalles, a reflexionar sobre nuestras decisiones y a ser más conscientes de cómo nos movemos por la vida. A partir de aquí, podemos empezar a fluir con los ciclos que nos rodean, adaptándonos a las estaciones en lugar de resistirnos a ellas.

Como el año que nos lleva del verano al otoño, al descanso del invierno y de vuelta a la renovación de la primavera. Cada estación trae consigo su propia sabiduría, y la escritura se convierte en el puente que nos ayuda a transitar estas transiciones con consciencia. Abrazamos el movimiento en sí; el proceso.


  • La primavera trae nuevos comienzos.


  • El verano celebra la abundancia y la expresión.


  • El otoño invita a la reflexión y al dejarse llevar.


  • El invierno ofrece descanso y renovación antes de que comience el siguiente ciclo.


Escribir es a la vez nuestra ancla y nuestra brújula, nos ancla en el presente y nos guía hacia adelante.


Mejores prácticas de escritura

Sketches from Audubon's Note-book
Sketches from Audubon's Note-book

A través de ÓS, centramos nuestra atención en nuestros valores fundamentales y objetivos de vida mediante la toma de notas diaria. Escribir nos proporciona el espacio mental para recuperar la claridad una y otra vez. Cada intención es una semilla que elegimos plantar y cultivar.


Una de las mejores prácticas es sencilla: llevamos un cuaderno con nosotros. Las ideas suelen surgir a mediodía; tener un lugar donde anotarlas garantiza que no se pierdan. El cuaderno, y a su vez, una aplicación de notas, son herramientas poderosas si se usan correctamente.


Recordamos a John James Audubon dibujando aves en el campo, a Isaac Newton anotando sus teorías en el cuaderno de su difunto padrastro, o a Miguel Ángel llenando páginas con dibujos rápidos y fragmentos de pensamiento dondequiera que iba, en un flujo constante. Consideremos cómo sus cuadernos se convirtieron en el terreno donde las ideas se arraigaron por primera vez.


Una gran reflexión para nosotros hoy es preguntarnos: ¿qué estamos aprendiendo?

¿Qué personas, libros y fuentes estamos introduciendo en nuestra conciencia?

Auditamos nuestras entradas, eligiendo con cuidado lo que informará nuestro crecimiento.


La naturaleza nos muestra que la vida misma es cíclica. Cada estación conlleva su propia energía, como un momento para levantarse, un momento para descansar, un momento para reflexionar y un momento para comenzar de nuevo. Al escribir, prestamos más atención a los días y a los ritmos del año, y potenciamos nuestra capacidad de pensar, sentir y hablar con mayor claridad.


Llevando la intención temporada tras temporada

Las estaciones cambian, pero nuestra intención de vivir con presencia se mantiene firme. Escribir nos ayuda a llevar adelante esta intención. Cada palabra que escribimos nos recuerda lo que valoramos, dónde reside nuestra energía y cómo deseamos mostrarnos en el mundo. A través de los ciclos de la naturaleza, aprendemos que hay un tiempo para crecer, un tiempo para reflexionar, un tiempo para descansar y un tiempo para comenzar de nuevo. Al escribir, nos movemos en armonía con estos ritmos y nos renovamos con cada cambio de año.

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